Hoy
quiero hablaros sobre las rupturas de pareja, y más concretamente del duelo que
necesitamos pasar tras una ruptura.
El
duelo, más allá de la imagen mental que todos podemos tener de una persona triste
vestida de negro, es un proceso natural que vivimos todas las personas antes
o después en nuestra vida y por diversos motivos.
El
duelo no es únicamente el proceso en el que te adaptas a la muerte de un ser
querido, sino que es un proceso de asimilación y adaptación emocional a la pérdida
de algo que valoramos, y por lo tanto se puede extender a la ruptura de una
relación, a un cambio de ciudad o a una mudanza a un nuevo hogar, por ejemplo.
Son
muchas personas las que acuden a consulta porque llevan varios meses que siguen
sintiéndose tristes por una ruptura con su pareja, y ellos mismos, o sus
personas cercanas opinan, valoran o creen que “ya deberían estar bien”.
Cuando sucede esto en la terapia es donde echo el freno y hago saltar una “alarma
de STOP” para explicar lo siguiente:
¿Acaso
hay una guía temporal que nos dice cuánto tiempo hay que estar triste tras una
pérdida? ¿Son dos meses por una ruptura, tres por el fallecimiento de familiar
lejano y seis por familia próxima? ¿Están vetados los duelos por situaciones
diferentes a la muerte? ¿Quién decide los sentimientos normativos para cada
situación? Todas estas cuestiones tienen una respuesta en común: “NO y NADIE”.
Aceptando
que no hay una guía temporal para superar un duelo, ni unos sentimientos
concretos, empezamos a aceptar que cada duelo es diferente. No hay dos rupturas
iguales, ni te afecta todo de la misma forma según el tipo de pérdida, hay
múltiples factores que pueden hacer variar todas las características del duelo.
Kübler-Ross
definió unas fases del duelo que son útiles para explicar este proceso, sobre
todo si son entendidas como fases que podemos repetir y que incluso pueden
presentarse simultáneamente, sin que ello suponga un empeoramiento o un
estancamiento en el proceso del duelo saludable.
Estas fases son:
- Negación: Presenta conductas como ocasiones en las que dejas de hacer planes con otras personas por si tu expareja vuelve, no querer contarle a nadie la ruptura porque piensas que es un error que se solucionará, o esperar el día en el que retomareis la relación.
- Ira: Profunda rabia hacia la otra persona, hacia uno mismo o incluso contra terceras personas al tratar de buscar culpables.
- Negociación:
Búsqueda de “errores” que tendría que solucionar la persona, o uno mismo, para poder
retomar la relación e incluso
intentos de cambiar.
- Depresión: La tristeza profunda que puede acompañar a una ruptura, y estar presente en muchos momentos, pero que poco a poco disminuye, dando paso a la siguiente fase.
- Aceptación: Asimilación del fin de la relación y comienzo de una “nueva” vida en la que la antigua relación no tiene espacio.
Estas fases
pueden aparecer independientes, juntas o repetirse, no es necesario que sigan
un orden concreto o que sean lineales.
Existen personas que se quedan muy atascadas
en una fase concreta y pasan por otras más por encima, por todo ello cada
persona necesita una valoración y unas estrategias diferentes para superar su
duelo tras una ruptura.
El primer paso
es respetar los tiempos que cada persona va necesitando, sin presionarse por
estar bien.
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