martes, 8 de junio de 2021

PARECÍA DIFÍCIL, Y LUEGO ¿QUÉ?

 

Hoy quiero empezar con una cuestión directa, así, de golpe.

Piensa en algo que te costase mucho hacer y ahora lo hagas de manera natural.

Tómate unos segundos para pensarlo, date esa oportunidad.


Podemos encontrar muchos ejemplos como empezar a conducir, quedar con algunas personas, empezar en un nuevo trabajo, o practicar un deporte.

Es más, piénsalo por un momento, la primera vez que cogiste un coche, ¿veías sencillo, o incluso posible, poder llegar a conducir relajado haciendo rotondas, stop’s, etc., como si nada? No lo creo.

Por todo esto, quiero invitaros a reflexionar en varios aspectos.

Son muchas las ocasiones en que nos agobiamos pensando que algo es imposible, tedioso, muy difícil o que nunca terminará, y cuando llegamos a un punto en el que lo controlamos, un llano, después de todo ese sufrimiento, miramos para atrás y nos damos cuenta de que tampoco ha sido tanto sufrimiento, o que el sufrimiento que parecía tan insalvable en nuestra mente, no lo ha sido tanto.

Nuestra cabeza se empeña en muchas ocasiones en decirnos que no podemos, o plantearnos todas las catástrofes y pegas posibles, como una forma de “protegernos” o simplemente por miedo al fracaso, aunque en realidad muchas veces solo nos mete piedras en la mochila, nos hace de freno innecesario.

Imagen: 72 Kilos
Imagen: 72 KILOS

 

No quiero que esto sea un texto motivacional diciendo que puedes con todo lo que te propongas, porque hay ocasiones en que no es así, y aceptarlo también está bien y es natural.

Mi objetivo es más bien tener o que tengáis un recordatorio de que muchas veces vemos las cosas imposibles, y no creemos que exista ese “llano” después de toda esa subida, y si que existe, y una vez que llegamos nos solemos olvidar por completo de lo duro que fue para nosotros el llegar hasta ahí (otra de las proezas de nuestra fantástica cabecita), y simplemente integramos en nuestra rutina esa nueva habilidad, que tan complicada creímos.

Por ello, tenemos que tratar de ser conscientes de nuestro esfuerzo y de todo el sufrimiento o trabajo que nos ha costado llegar a ese punto en el que controlamos la actividad, ese llano que mencionaba, y debemos sentirnos orgullosos de nosotros mismos (cosa que también olvidamos a menudo).

Es habitual que estando en esa situación de control, nos planteemos inmediatamente nuevos objetivos, retos o “subidas”, y es genial tener metas e intentar superarnos, pero no debemos olvidarnos de todo nuestro esfuerzo anterior, ya que sin él y sin sus resultados no podríamos alcanzar esos nuevos objetivos que nos planteamos, y tener esa capacidad de recordarlos creo nos puede dar un plus de seguridad y de positividad, así que:

¡Tengamos un poquito de memoria, por favor!

 




https://www.doctoralia.es/iciar-goujon/psicologo/madrid


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿POR QUÉ NO DECIRNOS COSAS BUENAS?

  ¿POR QUÉ NO DECIRNOS COSAS BUENAS? Son muchas las veces que mis pacientes vienen a consulta y, cuando les pregunto por algo que valoren de...